Muros, tapias y barreras

El jaleo empieza a eso de las cinco de la mañana. Tras dormir al raso rodeadas de sacos de mercancías se sacuden el polvo y retoman sus puestos en el mercado de detrás de mi casa. A las seis sus gritos ya han despertado a todo el barrio. Sólo conozco a una persona que haya conseguido hacerlas callar: la chica de los condones femeninos Reyalite, a la que escucharon atentas a sus explicaciones sobre cómo evitar embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual por el módico precio de 10 gourdes la caja de tres. Por la tarde se lo pasan en grande al ritmo chumba-chumba del soundsystem del dj residente de mi barrio, que por cierto, parece Justice con cogorza caribeña. Todo esto al otro lado de la tapia.

Les dejo ya que este fin de semana nos visita Dean.