Últimamente me sorprendo a mi mismo leyendo carteles, letreros y eslóganes publicitarios como si de mensajes privados se tratasen, descartando por un momento la posibilidad de que, en realidad, estén dirigidos al público en general. Un mal hábito que combinado con las ganas de poner punto final a mi particular experiencia haitiana ha trazado de manera inesperada la ruta de salida. Mi círculo más cercano sabe bien que desde hace tiempo consideraba diversas alternativas, teniendo siempre en cuenta los riesgos y mis preferencias personales. Lo que no sabrán es que sus consejos y mis estados de ánimo en ocasiones coincidían con esas extrañas señales que yo leía divertido.
Aprovecho este último post para despedirme de todos los lectores sin los que esta bitácora no hubiera durado abierta ni dos días. Un millón de gracias. Todavía no tengo claro si habrá blog desde Pristina, por ahora dejo el twitter abierto. Babay!